Let the good times roll

Nunca serán suficientes los agradecimientos a mi adorado Hugh (Laurie) por ser el catalizador de esta semana de oasis en Italia. Si además le añadimos la experiencia de un concierto inolvidable, entonces ya me quedo sin palabras. Lo que más me gusta y me emociona, es lo rebosante de felicidad que se le ve. Alguien con tanto talento como él, se lo merece. La guinda, como siempre, la pone la banda que lo acompaña; fantásticos músicos y mejores personas. Impresionante. Como siempre. También como es habitual, llega el bajón post concierto. La Copper Bottom Band (con Hugh al frente) siempre te deja con ganas de más. La nota positiva es que el nuevo disco ya es una realidad, así que sólo hace falta tener un poco de paciencia.

Si hasta el momento, la semana estaba siendo extraordinaria, se ha completado con un día también extraordinario haciendo honor al propósito del viaje. Suerte que mi colega de viaje (y selfies) es una bellisima persona y aún no me ha mandado a la m*erda xD

De Italia hemos aprendido que preguntando -y con wifi- se llega a Roma (y a la puerta 16 del aeropuerto); que a pesar de lo mal que conducen, es posible recorrer el país en coche; que las medidas de los hombres de antaño eran otra historia y que preferimos el culo de Hugh Jackman al del famoso David; que se pueden subir (y bajar) 2000 escaleras en dos días y no morir en el intento; y que los rumores son ciertos: la pasta, la pizza y los gelattos, saben mejor aquí que en ningún otro sitio.

También hemos hecho del selfie un arte; tanto que hasta Will Smith nos hace la competencia. 

Y que Florencia no es una ciudad; es un sueño. 

Ah. Y Hugh ha recuperado St. James Infirmary para el repertorio. Aissss. 

Say what again?

Ha llegado mayo y con él mi actualización a la versión 3.0. No voy a mentir y decir que no me ha afectado. Aunque a medida que pasan los días me doy cuenta de que es tan sólo un cambio relativo en el continuum que es la vida. Y no, no me siento diferente. Aunque sí creo que sería una buena idea empezar y terminar todas esos proyectos que siempre estoy maquinando. Esta vez espero conseguirlo. 

Puede que el hecho de haber pasado mi aniversario de los 30 en Londres, y acompañada nada menos que de Neil Finn, haya contribuido a mi buena entrada en la treintena. Ais, Neil. Hombre adorable y entrañable donde los haya, que tras tener el placer de conocer en persona, aún se ha vuelto más adorable y más entrañable, si eso es posible. Además de confirmar en directo lo que ya sabía: su enormidad y singularidad como músico. Si es que empezar el concierto pasando por encima (literalmente) del piano, ya apuntaba maneras. Ais, London y los conciertos. Y ais, mi little sis Ana, toda una londoner que me ha paseado por lugares de mi ciudad favorita que ni yo conocía. TY.

Ha llegado mayo y también con él el final de las series. Que el final de El Mentalista ha sustituído a Castle como la mejor finale. Contenta de que continúen ambas pero más contenta con el nuevo giro (necesario) de la serie de Patrick Jane. Han conseguido reinventarse por completo y eso es algo loable se mire por donde se mire. Y punto. Me falta NCIS y ya podré pasar a las series de verano. Este año además de la habitual Falling Skies, he empezado Supernatural (por qué he tardado tanto en verla??) y por fin veré House desde el primer capítulo desde que se terminó hace 2 años (en 2 días!!!).

Si es que el tiempo pasa inexorablemente. 

Foto: Jane and Lisbon. Finally.

Clear eyes; full hearts...

Miedo. Pánico. Preocupación por el futuro. Esto lo hemos sentido todos alguna vez en nuestra vida. Y el que diga lo contrario, miente como un bellaco. La parte diferente es lo que decidimos hacer al respecto. Esa es la parte en la que nos diferenciamos unas personas de otras. Las hay que deciden meterse dentro de su caparazón y acurrucarse, y las hay que deciden hacerle frente a lo que la vida le depara. Me gustaría pensar que soy del segundo tipo de personas, aunque lo cierto es que no siempre reaccionamos de la misma forma; para ser sincera tengo que decir que en alguna ocasión he optado por la opción más fácil y más cómoda. 

La vida (desafortunadamente) no es como el cine, y no ocurre como en las películas en las que el personaje de turno se levanta un día y decide que va a cambiar su vida; y efectivamente, lo consigue en las dos horas de metraje. No sé si se dice que 'la vida imita al arte' o es al revés, pero da igual. Probablemente mezclo los términos, de todas formas. Porque, como ya he dicho otras veces, las películas, las series, las canciones, puede que sean meros entretenimientos para mucha gente, pero desde luego no para mí. No me avergüenzo de decir que para mí son mucho más.

Porque ya lo decía Morrissey 'Don't forget the songs that saved your life.' 

Que a qué venía todo esto? Probablemente a mí necesidad de catarsis, por la cual mantengo este blog desde hace tantos años. El caso es que, como siempre, acabo soltando un speech sobre nada interesante. Tengo que conseguir llenar este blog de las cosas que me interesan y dejar de dar la chapa con preocupaciones existenciales.

Y para seguir con la clase de arte vs vida, completo la frase del título, parafraseando al gran Coach Taylor:

'Clear eyes, full hearts; can't lose.'