Es curiosa la sensación de volver de viaje. Durante esos días parece que el tiempo se ha detenido, y cuando vuelves te pasa factura, porque todo lo que había quedado aparcado vuelve a primer plano. Qué pereza da la vuelta a la realidad... Buf. Pero que te quiten lo bailado, no? xD
Pues eso. Que los tres últimos días de viaje fueron fantásticos, dos de ellos en bici y recorriendo parques infinitos de campos verdes y árboles frondosos. Disfrutando como niños en el zoo y en una improvisada granja-escuela, visitando el otro gran museo que nos quedaba por visitar, con sus enormes Rembrandts (en todos los sentidos); e incluso asistiendo a un ciclo de Jack Nicholson en plan cine-club en el Film Institut Nederland. Que la cerveza holandesa está más buena allí que aquí, aunque eso ya me lo podía imaginar. Incluso hubo tiempo para una visita fugaz y sobre ruedas (dos) a Rotterdam. Hermosa ciudad e impresionante puerto.
Y me encanta lo de poder desplazarte a todas partes en bici sin apenas esfuerzo y sin jugarte la vida en la carretera. Ojalá pudiera hacer lo mismo aquí...
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